jueves

Martes

Ayer en la tarde la conecté, enchufe el cable adaptador a mi reproductor mp3, todo normal, no había fallas, pero, ya había fallado, dos veces, en diferentes circunstancias y no permitiría que pase a medio recital. Así que la prepare y me encuadre en un viaje de dos horas de ida y dos de vuelta. Al subir al colectivo exprese las buenas tardes mientras escuchaba en mis audífonos una pieza de Muse, y la ví, allí sentada, era hermosa, de piel clara, cabello rizados, y una mirada tierna y una sonrisa buena onda. A decir por su vestimenta gustaba del buen metal en todas sus presentaciones. Tomo su estuche de maquillaje y aplico un poco de sobra negra sobre sus parpados y pinto sus labios color carmín resaltando aun más su belleza. No resistí y me decidí a hablarle. No en ese momento, pero lo haría. ¿A donde iría? ¿Se bajaría en la primera estación del metro o hasta la segunda? Pensaba mientras ella extraía de su mochila un libro, y lo expuso de tal forma que pude leer el autor: Charles Bokowski. Vaya, alguien que lee a ese tipo debe ser una persona interesante. Mientras en mi oídos sonaban los riffs de Dark Shines. Seguía en su lectura y yo de vez en cuando volteaba a verla y las miradas se cruzaban. A veces miraba con curiosidad aquella bolsa negra la cual dejaba ver el lomo de la consola de audio que llevaba a revisión. Dejo de leer el libro que ya iba bastante avanzado, lo hojeo y lo cerró, a punto estuve de estirar mi mano para pedírselo, pero, seria bastante atrevido, y lo habría hecho de no haber tanta gente allí. Un rechazo publico es bastante humillante, sin contar que no llevaba mis lentes para el sol, que de por si ya arreciaba. Aproximándonos al destino, espere a que ella pagara. Se bajaría en la primera estación. Mi pasaje estaba cubierto y mi determinación también. Y de pronto recordé que soy, bastante inútil al entablar una conversación y todo se fue al demonio. A alguien se le ocurrió la genial idea de cerrar el paradero y dejar el descenso en medio de la avenida con una gran afluencia de chóferes sin consideración y precaución vial. Dejo que se bajaran todos, y yo baje detrás de ella. Le di alcance con mi carga a cuestas, la empareje y pregunte, estupidamente:



-¿Cuál de Bukowski es?



A lo que ella respondió mostrándome la portada. Leído el titulo solo atiné a decir: Es bueno. Acto seguido se detuvo y disimule no verla mientras yo seguía con paso apresurado a la orilla del camino lleno de autos a gran velocidad, como el idota que soy. Cuando mire atrás esperaba que cedieran el paso junto a otros dos peatones que de seguro habrían visto el gran fracaso que soy para estos menesteres. 10 metros adelante cruce la avenida y camine despacio, tal vez esperando emparejarla y volver a la conversación. Pero..Soy demasiado tonto para esto. Ella paso a toda prisa a lado mió, sin voltear. Era obvio. Ni siquiera supe acomodar las fichas en el tablero de ajedrez. Y para colmo, necesitaba mis lentes de sol. Para ver bien, y ocultar la pena que me daba…

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