sábado

Un detector de metales. Pequeños cristales rotos. Oscilantes ante la ausencia de Radón y otros conjuros. Unas manos se cubren de carmesí y de latidos. Una mirada a la luz. El exterior no parece tan oscuro ahora, tu sonrisa ilumina el horizonte anunciando un nuevo día. Cualquiera diría que te quiero. Pero en la distancia la materia se transforma en palabras. En poesía. Un sueño lleno de ti, y un helado sin tu sabor. Aroma de jubilo, despidiendo cada uno de mis sentidos, sin un trago de vino. Música. Una armonía prefecta de blancas, redondas y silencios. En mis labios un modo dórico. En mi memoria una fotografía enmarca tus facciones y me hace feliz.



No hay comentarios:

Publicar un comentario