lunes

No dejes que...

Nos disolvimos entre promesas y distancias. Entre palabras frías que un tiempo atrás nos brindaron calidez y seguridad. Ahora dejemos que el universo nos una, y no, nuestros falsos deseos de encontrarnos, pues debajo de ellos, hay culpas y reproches, esas promesas rotas. No forcemos la reunión, pues solo será una válvula de escape, para desaparecer sentimientos pesados, como el aire que respiro. Quedará de un lado el alivio, y del otro, la agonía, pues una parte estaría encargada de cuidar que el débil lazo que se forme, y la otra, solo estaría allí, en alivio y la falsa creencia de haber redimido sus errores. Y al final de todo, uno de los dos, habrá perdido, lo que nunca tuvo y que hace mucho tiempo se fue.

- Abuelo, a quien esperas, dime abuelo- Preguntaba la pequeña a un hombre ya muy viejo.

- Un lucero mi’ja, un lucero –

-¿Y porque abuelo? Siempre estas aquí y no veo llegar a nadie –

-Un día se fue, prometió regresar. A veces me mandaba mensajes con las luciérnagas-

-¿Son esos bichos que parecen estrellitas?-

-Esos meros-

-¿Y porque quieres que venga?-

-Porque se llevo lo más preciado que tenía…mi felicidad-

2 comentarios:

  1. o de verdad que esto es hermoso!!

    tienes toda la razon a veces hay que dejar que las cosas vengas a nosotros...

    me encanto lo q escrbiste...

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  2. Ay no puede ser, casi me hace llorar!!

    No quisiera extrañar a alguien tanto así, debe ser desesperante. La distancia y la ausencia del ser amado es una de las peores condenas de la humanidad.

    Un gran abrazo!!!

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