miércoles

Días de vino y rosas

Los días continúan..vivimos en un poblado del estado de Tlaxcala llamado Calpulapan. Es tranquilo, hace frío, la gente es amable. Salgo de la escuela y lo primero que hago es ir al puesto de chucherias a la entrada de la escuela. Carritos, luchadores, Silbatos, trucos de magia, rines de lucha libre, dulces, chicharrones y todo tipo de cosas que a los niños les gusta comprar, chinampinas, cebollitas, pistolas de plástico. Después de no comprar nada, a casa, a jugar y hacer tarea. Pero mas que nada a jugar con mi hermano menor. El pinché Fer. Jaja. Nos la pasábamos horas jugando luchas, a superman, a la selva, y mas porque el terreno que rentaban mis padres tenia un patio trasero enorme, lleno de pasto y arbustos secos donde las arañas formaban sus hogares. Solíamos mi hermano y yo tirarles con pistolas de agua. Jugar a que nos perseguían. Paseábamos a mi hermano el mas chico, el horas hive, en la parte trasera de un triciclo que compramos en dia de reyes. Jugábamos a la construcción con un camión de volteo, jugábamos luchas. Veíamos tele, un poco porque la señal de la antena se iba a partir de las 4 de la tarde. Solíamos salir con mi madre al centro. A comprar al tianguis. A ver juguetes, comprar dulces. En ese tiempo éramos bastante limitados de recursos. Mi padre trabajaba en la empresa Bimbo. Venia solo los fines de semana. Recuerdo que esperaba con ansias su regreso. Nos traía pan, a veces traía juguetes consigo. Lo mejor era poder tenerlo en casa y jugar o trabajar con el. Salir en la bici a algún mandado.
Mientras la vida en la escuela era, podría decirse, normal. Jorge seguía con sus conquistas mientras yo seguía enamorándome de una niña llamada Cecilia. Hermosa como un clavel. Pero obvio aunque trataba de conquistarla no pasaba un rato cuando el Jorgito ya estaba encima de ella. Un día nos pusimos a discutir el y yo. Terminamos llamando a Cecilia para que nos dijera de una buena vez a quien de los dos quería. Y contesto “los quiero a los dos” , bonita respuesta. Así seguían los días, la infancia tan querida. Luego les sigo contando.

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