lunes

Tranquilo en el lago aguamarina, entrada de leones de cobre, un domo refleja la luz de tres soles en el horizonte. Mientras, la selva se llena de cantos de aves, sinfonías compuestas por la naturaleza, suaves notas que bañan las copas de los árboles. El lago, agua infestada de vida, con peces demonio, medusas, y un sin fin de seres acuáticos tan bellos como la imaginación puede crearlos. Siguiendo un astro en el firmamento, sus colores recuerdan el calor de un beso en invierno. Un mundo pequeño, rodeado de una atmósfera dulce, sabor carmesí. El ritmo de un tambor, el siseo de un insecto que intenta acercase lentamente a mí. Mientras todo regresa a su olor normal, la cabeza da vueltas y las ansias de sentir su fuerza corriendo entre mi sistema comienzan. De pronto un corto circuito, las nauseas del ser, del estar. Una vez más te necesito y una vez más no estas. Tiemblo. El dolor empieza y termina, cada tiempo que has estado aquí. Enganchado a tí...

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